lunes, 12 de septiembre de 2011

CRÓNICAS DOMINICANAS X

Hey, hey, hey!!! Ke lo ke helmanos y helmanas!!! Como tá tó!??
Todo sigue bien por aki, trankilo-manso, en la isla del carnaval y la bachata. Tras 5 meses regresan las crónicas deslumbrándonos con las experiencias que en ellas se narran. Y es que hoy hablaremos precisamente de eso, de luces o mejor dicho, de deslumbramientos.
En RD, vamos a hablar claro, los conductores pasan de tó ( o como se dice aquí, no le paran a nada). Hasta de la gente. Y es que tus ojos se deslumbrarán a cada vehículo que se te cruce por la noche.
No por lo tuneados que están los deportivos (que también) ni por lo grandes que son las yipetas (grandes jeeps, que son el vehículo de mayor uso en RD), tampoco por la limpieza generalizada e impoluta de todos los vehículos (es tradición dominicana y dominical la limpieza de los autos, con el consiguiente derroche de agua). No. Es porque el 95% de los autos no te bajarán las luces cuando se crucen con el tuyo.
La primera noche que te ocurre solo piensas en los parientes y parientas de cada uno de los conductores que se cruzan contigo y no bajan las luces. La segunda vez comienzas a insultarles en la intimidad de tu vehículo y te pellizcas la piel para comprobar que sigas despierto porque no te crees que el personal sea tan desconsiderado. De ahí en adelante comienzas una profunda reflexión sobre el fenómeno socio-cultural que debe acompañar a tan poco empática práctica.
Comienzas analizando la situación pensando que a la gente se le han averiado las luces y, como la situación económica no es buena, no tienen dinero para reparalas. Pero decides que no puede ser así porque los que más deslumbran son los focos de las yipetas de US$50,000 para arriba.
Luego piensas que, cuando la gente aprende a manejar (conducir aquí) vehículos lo hacen con el tío o el pay (padre en argot callejero) en el barrio de capotillo de la capital, y no les enseñan a bajarlas cuando se cruzan con otro vehículo de noche (pasa algo así con los intermitentes y otras normas de tránsito).
Entonces comienzas a pensar que se trata de superhéroes. Eso es, los dominicanos tienen superpoderes y no son deslumbrados cuando se cruzan con tus luces largas y por eso no creen que las suyas lo hacen. Pero entonces se cruza un jeepetón con las largas, los antinieblas y cuatro faros auxiliares colocados en la parte superior de la cabina que te obliga a detener el vehículo en la cuneta para no chocar contra ningún objeto sólido.
Y es que la realidad es que la manera en que se maneja el  personal es retar al vehículo contrario en  ver quién baja las luces antes como si de una cuestión de gallardía se tratara. Es como un torneo medieval en el que debes esconder tu lanza para no ser alcanzado por la del contrario o como una de esas carreras de Grease u  otra de las películas de los años 70’s con un ancantilado como meta en la que gana quién más valiente o inconsciente es. Una cuestión de orgullo.
Ese es el leit-motiv de casi cualquier interrelación en la sociedad dominicana, venid a comprobarlo y disfrutad de lo más parecido al far west!!!!

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