lunes, 12 de septiembre de 2011

CRÓNICAS DOMINICANAS IV

La cuarta entrega trata sobre un tema muy a flor de piel en la Rep. Dominicana. RELACIONES HOMBRE-MUJER y MUJER HOMBRE.

La verdad es que como siempre para explicar un tema complejo y amplio es complicado comenzar, pero empezaré diciendo que son desiguales e injustas.
Podriamos comenzar analizando las causas de esa desigualdad en orden cronológio lineal, vamos allá:

En RD los niños son educados en un hábito de privilegio respecto de las niñas. Los niños a más macarras, más graciosos, cuando un niño es malvado se le ríe la gracia, se los educa en una excesiva permisividad. Claro, las madres son jóvenes, mayoritariamente solteras e inmaduras, con ganas de vivir lo que no vivieron por la maternidad y crianza (esto también tiene un doble efecto perverso, la imposibilidad de poderse educar a nivel superior y consiguientemente la imposibilidad de desarrollar una profesión que las haga independientes), sus padres son mujeriegos, bebedores, agresivos, egoistas, l@s desatienden o simplemente no figuran como tales y aparecen intermitentemente para ejercer una forma de terrorismo emocional para con sus ex.parejas e hij@s; les muestran modelos de conducta que promueven de todo menos compromiso, solidaridad o amor.
El niño crece sin obligaciones, ni responsabilidades, excesivamente consentido y generalmente evoluciona en violencia, copiando los modelos que le rodean.
Durante la adolescencia, generan las conductas que aprenden de los adultos, aspirantes a generar una fortuna de forma sencilla (lo más es ser pelotero-jugador de beisbol-, y hay que analizar el beisbol, un deporte que aunque de equipo, su accion principal, el bateo, se practica de forma individual, se puede jugar sin estar muy en forma y se encuentra rodeado de todo lo que significa la cultura estadounidense), pronto se involucran en actividades pseudo delictivas (hurto de dinero), jineteo, cobreo de parqueo en lugares publicos, venta de drogas en algunas ocasiones (uno de los modelos -no es mentira- según una encuesta reciente, es Figueroa Agosto, un narco puertorriqueño (aqui se dice boricua), que ha sido recientemente encarcelado después de un seguimiento mediatíco increible y que ha servido de cortina de humo ante problemas acuciantes como la epdidemia de Dengue (40 muertes hasta la fecha), la deficiente infrestructura energética o los recortes presupuestarios a los montos destinados a salud y educación (RD destina un 2% de su PIB a este menester...).
EN sus primeros años de la adolescencia su deseo carnal (alimentado por la cultura musical solo hay que oir las letras de las canciones de la bachata, reageton y merengue) está muy frustrado porque a las muchachas de su edad les atraen los hombres mucho mayores (tal vez sea por el superdesarrollo de los cuerpos adolescentes femeninos no tan acusado en el caso de los varones), esto lleva al ejercicio de la violencia sobre la mujer constantmente.
Los piropos son pan de cada hora, no hay descanso, los tigres (como comunmente se denominan a los varones sin trabajo ni dedicación fija que trata de vivir la vida aprovechando las oportunidades que se presenten en cada momento) acechan en las esquinas, en las escuelas, en las paradas de motoconchos...

Pareciera además que las actividades y pensamientos de todos ellos giraran exclusivamente alrededor del sexo, con toda una infraestructura de mentiras, engaños y tácticas de subterfugio puestas al servicio de la consecución un único objetivo, incoular su simiente en la mayoria de las hembras posible. Se trata de un comportamiento muy animal, muy instintivo de una especie mamífera (luego niegan la teoria de la evolución, claro aquí en ese sentido apenas han ocurrido cambios...).

Las muchachas en cambio, son educadas para realizar las tareas del hogar donde sustentan tanto al padre como a los hermanos varones. Crecen en un clima de superprotección, digo yo que para tratar de contrarrestar el irresponsable y falto de escrúpulos comportamiento masculino.
Sus familias las encierran en sus casas para evitar los ataques furtivos de los depredadores que rondan la noche y el día (y es que no hay tregua, la seducción es la forma normal de comunicación entre hombre y mujer a cualquier hora, si ves una muchacha y un hombre hablar en la calle piensa lo peor y acertarás).

Apenas salen de casa y cuando lo hacen, los tigres se abalanzan sobre ellas tratando de ofrecer la elocuencia más ocurrente, la apariencia más varonil que produzca la caida de su presa en sus garras.

Parte de las muchachas son forzadas en sus primeras relaciones, quién sabe si en el resto de ellas, y asumen que eso es parte del juego y no denuncian a sus agresores por miedo a represalias y a ser deshonradas públicamente (aquí, en contra de la lógica, la virginidad es algo muy importante).

Conforme van avanzando en edad y aun cuando todas las veces que lo han intentado han sido traicionadas, siguen aspirando a encontrar un hombre que las comprenda, las respete y las trate adecuadamente, pero la pesca está complicada en el caliente Mar Caribe.
Se entregan en manos de hombres que lejos de ofrecer esa estabilidad, generan desconfianza en sus poco claros hábitos, comportamientos y actitudes. Abandono tras abandono, infidiledad tras infidelidad, la vida va poco a poco avanzando y la muchacha se convierte en mujer y da cuenta de cómo responder ante tanta traición, si no puedes con el enemigo, únete a él.
Entonces, o bien la mujer devuelve con la misma moneda las infidelidades del hombre (posible problema a corto plazo porque amiguitos/as no es lo mismo para la mujer que para el hombre), o bien tolera el comportamiento del hombre permitiendo que en el seno de su familia se cometa adulterio por el resto de la vida, hijos/as de otras mujeres conviven con la familia sin pudor, o más bien, sin poder (decir nada, se entiende) porque al patriarca no se le discute nada.

Asi que este es el panorama, un mundo lleno de desconfianza que coloca una serie de innumerables obstáculos a una relación sana, estable y basada en la confianza mutua, que finalmente y aun siendo culturas muy diferentes, es a lo que aspira cualquier persona con un chin (poquito en dominicano) de alma y buenas intenciones.

Os mando en breve la siguiente entrega. Mientras tanto sed felices, haced feliz al prójimo y sobre todo, aprovechad cada segundo de vuestras vidas.

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